martes, 19 de junio de 2012

NO SABÍA CÓMO EDUCAR... HASTA QUE TE CONOCÍ


Les dejo un cuento extraído de un libro llamado “Cuentos con alma”, los cuales fueron escritos y recopilados por Rosario Gómez Alfonso. Para las personas que no lo conocen, es un libro que contiene cuentos cortos, de fácil lectura, que nos invitan a reflexionar sobre nosotros mismos.


Su nombre era Mrs. Thompson. Mientras estuvo al frente de su clase de quinto grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos y les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí, en la primera fila, repantigado sobre su asiento, estaba un niño llamado Teddy Stoddard.

Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable.

Llegó el momento en que Mrs. Thompson disfrutaba al marcar los trabajos de Teddy, con un bolígrafo rojo, haciendo una gran «X» y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde Mrs. Thompson enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño, y ella dejó el expediente de Teddy para el final. Cuando examinó su expediente, se llevó una gran sorpresa.

La profesora de primer grado escribió: «Teddy es un niño muy brillante, con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... Es un placer tenerlo cerca.»

Su profesora de segundo grado escribió: «Teddy es un excelente estudiante; se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil.»

La profesora de tercer grado escribió: «Su madre ha muerto; ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas.»

Su profesora de cuarto grado escribió: «Teddy se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y, en ocasiones, duerme en clase.»

Ahora Mrs. Thompson se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal envuelto y con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel. A Mrs. Thompson le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete, mientras se lo probaba, y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Teddy Stoddard se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:

—Mrs. Thompson, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá.

Después de que el niño se fuera, ella lloró por lo menos una hora.

Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños.

Mrs. Thompson prestó atención especial en Teddy. Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir.

Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y, a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Teddy se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.

Un año después, Mrs. Thompson encontró una nota debajo de su puerta —era de Teddy— diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después, por las mismas fechas, recibió otra nota de Teddy; ahora escribía diciéndole que había terminado preparatoria, siendo el tercero de su clase, y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que, a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a Mrs. Thompson que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida, y su favorita.

Cuatro años después, recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyera su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido, y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco: la carta estaba firmada por Theodore F. Stoddard.

La historia no termina aquí; existe una carta más que leer: Teddy ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a Mrs. Thompson si le gustaría ocupar, en su boda, el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio. Por supuesto, Mrs. Thompson aceptó, y adivinen...

Ella llega luciendo el viejo brazalete y se aseguró de ponerse el perfume que Teddy recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo, y el doctor Stoddard le susurró al oído:

—Gracias, Mrs. Thompson, por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia.

Mrs. Thompson, con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo:
—Teddy, te equivocas; tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí.


AUTOR DESCONOCIDO

EDUCACIÓN DE CALIDAD

¿Qué se entiende por calidad educativa? ¿Qué aspectos se deben tomar en cuenta para llevarla a cabo?

Hoy en día, la crisis educacional que afecta a nuestro país, ha generado que la sociedad, en su conjunto, se manifieste por una educación de calidad y equidad. El problema que actualmente existe en el sistema educativo, ya no es un problema solamente de los estudiantes, sino un problema país.

Los estudiantes fueron los primeros que cuestionaron y pusieron, en tela de juicio, el sistema educacional chileno, movilizándose con marchas multitudinarias, paros, huelgas, etc. Sin embargo, manifestarse a favor de una educación de calidad, no es sólo tarea de los estudiantes, sino que involucra a toda una sociedad, puesto que, es la formación de las personas la que determina una sociedad. Por lo mismo, el “movimiento estudiantil” se ha transformado en un “movimiento social” y a medida que pasa el tiempo, son cada vez más los que desean participar.

Hablar sobre la educación en Chile se ha vuelto un tema de conversación cotidiano entre las personas. Es por esto, que es fundamental que al momento de opinar y/o comentar sobre las demandas del movimiento, sepamos de qué estamos hablando. ¿A qué nos referimos cuando pedimos una mejor calidad de la educación? Primeramente, el concepto de “Calidad de la educación” es un concepto polisémico, ambiguo, confuso e impreciso, por ende, es difícil entregar una definición exacta que abarque todos los aspectos que posee.

…”una mayor claridad acerca de lo que entendemos por calidad permitirá, a su vez, actuar sobre el mejoramiento de ella”.[1] Esta cita nos invita a que, primero que todo, tratemos de aclarar este concepto tan ambiguo y confuso, de manera que podamos mejorarla en la práctica.

Cuando se habla de calidad, se hace referencia al valor que se le asigna a un proceso productivo en términos comparativos, lo cual deja entrever que se trata de un análisis arbitrario, basado en un juicio que estima el valor de algo. Si se orienta esta definición hacia el concepto de calidad de educación, se puede afirmar que es un valor subjetivo, ya que el valor que adquiere, depende de la perspectiva social, cultural, política e histórica en la que se enmarque. Por lo tanto, hablar de calidad de la educación, es hablar de lo que es y de lo que puede llegar a ser y aún mas, lo que debe ser para una sociedad, siempre apuntando hacia tiempos futuros.

El tema sobre la calidad en educación se viene abarcando desde hace varias décadas en Latinoamérica. Esta problemática se hace presente a principios de la década de los 90, cuando tras varios estudios, se revela que los sistemas educativos de la región  dieron prioridad al aumento de la cobertura escolar, aumentando considerablemente el número de alumnos matriculados en las escuelas durante la enseñanza primaria, destinando mayores recursos a la educación, bajo el supuesto de que existía una cercana relación entre el nivel de enseñanza alcanzado y el desarrollo económico de un país. Pero las cifras indicaron lo contrario, ya que se acrecentó la deserción escolar y los índices de repitencia, coartando de plano la relación que supuestamente existía entre educación y economía. De esta manera se dedujo que la masificación de la educación había sido acompañada de una significativa perdida de su calidad. Los esfuerzos expansivos de las décadas anteriores lograron asegurar a la mayoría de los niños en edad escolar el acceso a la escuela pero no a la educación[2].

Para dar con una pista que sugiera realmente cuales son los factores que influyen en la calidad de la educación, diversas publicaciones han determinado varios factores que son relevantes para la formación de este concepto, que van desde contenidos, métodos pedagógicos, formación de los docentes, hasta la infraestructura inmobiliaria. Investigaciones centradas en estos factores intentaron medir el rendimiento escolar basado en aspectos cuantitativos de la educación como índice de calidad, desde una visión objetiva, basada en lo observable, lo cual genero limites, ya que este tipo de variables no consideraba factores fácilmente mesurables, como por ejemplo, los fenómenos culturales.

                Se plantearon teorías curriculares que buscaron conceptualizar la calidad de la educación, entre las cuales se puede destacar aquella basada en la “ideología social”, de gran predominancia en el sistema educativo latinoamericano, donde se postula que la calidad está relacionada con la eficacia del sistema, basándose netamente en resultados, es decir, en el rendimiento académico de los estudiantes, sin contemplar factores como la eficiencia y el control. Y en otra arista, se encuentra aquella cimentada en la “reconstrucción social”, la cual centra la relevancia en los destinatarios, en quienes reciben la educación y las demandas de estos mismos, es decir, la calidad se ve reflejada si se cumple con satisfacer los requerimientos de los estudiantes.

Formular un concepto de calidad de la educación desde una perspectiva ajena a las tratadas en el párrafo anterior, sugiere cambiar el foco y situarlas entonces desde el sujeto, no desde el sistema educativo, sino que centrado en los protagonistas de la educación, enfocarse en el que aprende y en aquellos que participan en su proceso educativo, considerando como uno de los criterios para medir la calidad de la educación, el deseo de saber. De aquí radica la necesidad de evaluar la calidad de la educación como una investigación, como una ciencia aplicada, en la cual se deben considerar los aspectos pasados, los acontecimientos presentes y las proyecciones de lo que se desea para una educación de calidad para todos.

                Se debe entender que la educación es un bien público y un derecho humano del que nadie puede ser privado, ya que contribuye al desarrollo de los pueblos y las sociedades[3], por lo tanto es de suma urgencia dar importancia a los temas que abarca la educación de calidad.

De esta manera se puede entender que la educación de calidad juega un papel muy preponderante en la tarea de combatir los grandes problemas que azotan al país y a la región: la pobreza, la falta de oportunidades, la injusticia y la inequidad social.

Si bien, como se planteó en un comienzo, es importante garantizar el acceso a un sistema educacional, también es relevante que este sistema se rija a través de políticas que promuevan la integración a la nueva sociedad actual, la sociedad del conocimiento, entregando herramientas necesarias para enfrentar los desafíos que propone la aldea global, la educación para el desarrollo sostenible (EDS) significa aprendizaje a lo largo de toda la vida para adquirir valores, conocimientos y competencias que ayuden a niños, jóvenes y adultos a hallar nuevas soluciones para los problemas sociales, económicos y medioambientales que les afectan[4].

Para que se logren estos objetivos, se vislumbra como una necesidad la modificación radical de las estructuras curriculares, prácticas docentes y la pedagogía, adaptarlos para que adquieran mayor flexibilidad y diversidad en la forma de abarcar los preceptos en los cuales se basa la educación formal a través de todo el sistema educacional.

Son diversas las metas que se debe plantear el sistema formal, ya que no tan solo debe empeñarse en ampliar las matriculas, sino que también integrar políticas educacionales que aseguren una educación de calidad, a todos los sectores de la sociedad, sobre todo a los más marginados, garantizándole a los estudiantes una experiencia exitosa en la preparación académica. Este esfuerzo debe traspasarse también, a la actividad docente, a los planes y programas que rigen el currículo, y a la relación existente entre la sociedad y la escuela. De esta manera, se hace necesario incluir en esta experiencia, los aspectos no formales de la educación, las cuales deben considerar las necesidades del aprendizaje en su amplio espectro.

Los docentes, los padres, los directivos y sobre todo los estudiantes tienen la responsabilidad de ayudar en el proceso educativo. La familia juega un papel fundamental en la formación inicial de los estudiantes, los directivos deben tener la capacidad de dirigir la acción de los participantes de las instituciones, los docentes deben generar un clima adecuado para el aprendizaje de los estudiantes y estos deben demostrar el compromiso y el deseo de colaborar en su proceso educativo. La unión de estos sectores de la educación (formal y no formal) tan solo apuntan a promover la equidad, y a garantizar políticas educacionales que aseguren una educación de calidad.

A través de la educación de calidad se da lugar a una solución a las grandes problemáticas actuales, y dando origen a sociedades sostenibles y justas, donde la responsabilidad social es un eje central en el planteamiento e implementación de políticas educacionales que busquen constantemente una educación de calidad para todos.


Sebastián Díaz López
Estudiante de Pedagogía en Educación Básica






[1]  Edwards, Verónica, “El concepto de calidad de la educación”, pág. 14, Unesco/Orealc, Santiago, Chile, 1991.
[2] Edwards, Verónica, “El concepto de calidad de la educación”, pág. 13, Unesco/Orealc, Santiago, Chile, 1991.
[3] Unesco, “Educación de calidad, equidad y desarrollo sostenible”, página 6, Unesco, 2008.
[4] Unesco, “Educación de calidad, equidad y desarrollo sostenible”, página 5, Unesco, 2008.

viernes, 15 de junio de 2012

PENSANDO EN LOS DEMÁS


“El objetivo es ser felices. No tenemos más que una vida y es importante aprovecharla”. Toshiro Kanamori.

Son las palabras de un profesor hacia sus estudiantes al comienzo del año escolar.

Les dejo un hermoso documental, en donde se puede apreciar el trabajo de un profesor, Toshiro Kanamori, en una escuela pública infantil llamada “Minami Kodatsuno” de Japón, en la ciudad de Kanazawa.

Su método se basa en educar a los/as niños/as desde un ambiente de respeto, confianza, solidaridad, compañerismo, empatía, escucha y sobre todo amor.

Los invito a compartir sus comentarios. Que lo disfruten!!




miércoles, 18 de abril de 2012

OBJETIVO


El objetivo de este blog es entregar un espacio en donde podamos compartir nuestras experiencias, conocimientos, opiniones y/o comentarios, a partir de la publicación de material informativo relacionado con la educación en Chile y en el mundo.